martes, 30 de abril de 2013

la carrera


  Al sonido del disparo los chicos se alejaron a gran velocidad de la línea de salida. Los 100 metros lisos parecían un gran reto a ojos del pequeño Timmy, pero con los 14 años recién cumplidos supo que aquel año lo conseguiría. Era sólo una carrera entre algunos vecinos y amigos del barrio, aunque ellos se sentían como en las olimpiadas. El viento en la cara y las piernas moviéndose más y más rápido casi sin pensarlo le hacían sentir que podría conseguir cualquier cosa. Desde que eran pequeños habían organizado esta competición, y todos habían ganado alguna vez. Todos menos él. Deseaba más que nada ganar por lo menos una sola vez. No era simple encaprichamiento, la chica que le gustaba lo animaba desde las gradas. Timmy se había guardado en el bolsillo del pantalón unas piedras a las que les pensaba dar un perverso uso.  Lanzó una y el chico más rápido tropezó con ella. Lanzó las demás y, uno a uno, todos perdieron el equilibrio  o acabaron con heridas en las piernas –bien por el impacto de la piedra angulosa, bien por la caída-. Ya sólo quedaba el más pequeño del barrio, Toby, que tenía 8 años. Era como mirarse en un espejo años atrás, siempre quedaba el último. De él no había que preocuparse, no lo alcanzaría. Todo orgulloso se dio la vuelta al llegar a la meta. Se desconcertó al ver que se encontraba solo. No estaban siquiera el niño o la chica de las gradas.

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